Muchas veces hemos escuchado que los hombres, somos duros para involucrarnos en las cosas de nuestro Papá Dios, pero lo cierto, es que cuando hay un deseo por compartir con Él, aunque sea cinco minutos de oración, el lo hace todo posible.
En la Ciudad de La Rioja, más precisamente en la Parroquia Señor del Milagro, surguió una porpuesta que realmente era interesante, aunque para ser fiel a la verdad, veía con pocas expectativas.
Poco a poco este grupo de hombres, de distintas edades, desde niños hasta abuelos, siguen fiel al motivo de juntarse y orar a nuestra Mamá María. En mi caso particular, este bello momento, lo comparto con un hermano del alma (subio niveles de mejor amigo) y con mi viejo. Más allá de rezar, me toca la tarea de poder capturar cada momento, cada gesto de cada integrante de este grupo.
Comenzamos una vez por mes, y después con el tiempo, decidimos poder realizarlo durante todas las semanas, inclusive en tiempo de vacaciones. Ni siquiera un día con lluvia y mucho frío, o el calor agobiante (caracteristico de esta provincia) nos hace aflojar. Incluso hasta cuando algún integrante viaja por trabajo o por algo, se hace el tiempito para poder participar a la distancia.