En la hora del Calvario

sábado, 26 de marzo de
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La fuerza quedó clavada

En el leño de dos brazos;

Esa cruz silenciosa,

Es corona del Calvario.

 

La debilidad te acosa,

Cristo solo y Cristo manso,

Todas las fuerzas las tienes,

Puestas en el Dios lejano.

 

Ya no pronuncia tu boca,

Ya no se mojan tus labios,

Ya no miran esos ojos

Espejos del cielo raso.

 

Sólo se quedó la noche

Pendiente de aquellos clavos…

Y te ha llevado la muerte

Mas su reino no has pisado.

 

Cristo del morir sereno,

Aun colgado de este árbol,

– fruto nacido de la Virgen,

del más virginal milagro-

dime cómo te moriste,

dime cómo has aceptado,

para que aprenda a ser mártir

en el sí de mi Calvario.

 

Cumpliste todas las cosas;

Ya está todo consumado,

Por eso mueres sereno

Ante cáliz tan amargo.

 

El que dibujó tu cara

Supo que tú eras el astro

Que alumbra con los reflejos

De la candidez del santo.

 

Di, Señor, cómo se muere

En esta tarde de llanto.

Di, Señor, como se vence

En la hora del Calvario.

 

 Francisco Javier Carrión Armero, LC

en “Venid, almas a mi huerto”

 

Camila Carreño