MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS: 2Tim. 1,13-14 y 2, 1-3
En la soledad y la afliccion por mis problemas Jesús me dio calma con esta moción que tuve en mi corazón mientras oraba esta lectura.
“Toma como norma la doctrina de la FE y el AMOR según Cristo Jesús”… (2Tim. 1,13)
Jesús, me dejaste un instrumento muy importante pero a la vez un tanto difícil de obtener, ¡la FE!, perdona Señor si muchas veces sigo siendo incrédulo, perdona si me falta fe despues de que me has demostrado en tantas oportunidades que solo no estoy.
A veces el miedo me paraliza por entero, pero para hecharlo fuera me diste otra herramienta ¡el AMOR!, ciertas son las palabras de san Juan “El amor echa fuera al miedo”. Que sepa amar mas que nunca mi Jesús cuando el miedo quiera entrar a mi corazón, ya que tu mismo eres el amor, que sepa tenerte mas que nunca en mi corazón, que pueda recibirte en el pequeño pan que da paz a mi alma y que transforma por completo mi ser, aquel pequeñito y gran misterio donde quisiste quedarte para que mi corazon se vuelva como el tuyo y sea el amor mismo el que entre a mi alma de modo directo y consolador.
Es así, que teniendote en la guarida de mi corazón me das la fuerza para soltar aquel miedo y dar paso libre a la practica de la virtud de la fe, esa fe que mueve montañas, aquella por la cual sanaste cientos de enfermos, esa fe que tampoco fue facil para ti obtener porque fuiste hombre como yo Dios mío, pero aun asi te abandonaste al Padre con una fe sin medidas sabiendo incluso que te esperaba el sacrificio de la cruz, siendo el hijo de Dios debias pasar semejante sufrimiento por amor y para gloria del Padre.
Como cordero al deguello seguiste el plan de la salvacion, tu fe siguió inquebrantable hasta el último aliento de vida cuando entregaste tu espíritu a papá Dios, confiando en la promesa de la resurrección. Señor, que en las cruces de mi vida recuerde siempre que creo en un Dios de vida, que luego de aquellas muertes que pasamos a diario siempre viene la resurreción a abrazarnos y a darnos vida en abundancia.
“Que tu FUERZA sea la GRACIA que tienes en Cristo Jesús”… (2Tim. 2,1)
Señor, tú cargaste la cruz de mis pecados y no solo la mía sino la del mundo entero ¿Qué mayor fuerza existe que la tuya?, esa fuerza que te llevó con amor a caminar el plan de Dios, a predicarlo en todas partes sin miedo alguno, aquella fuerza que calmó tempestades en medio de la noche y la marea alta, ¿Qué mayor fuerza que tu voz?, con tan sólo una palabra hiciste los más grandes milagros, con tan sólo tu aliento me diste vida y creaste todo lo que puedo ver e incluso lo que no.
Por haberle hablado a mi corazón es que hoy te conozco, te siento, te amo y sigo. Es tu voz la que me da calma y paz aún en la tormenta y no me roba la alegria ni el amor, puesto que todo esto es tu gracia, no necesito otra cosa más porque en ella me das todo lo que preciso para caminar los senderos que me tienes preparados.
Tu voluntad no me llevará jamás a lugares donde tu gracia no pueda salvarme. Aún en las noches de mi vida, que sólo tu gracia me baste amado mío.
“Soporta las dificultades como un BUEN SOLDADO DE CRISTO JESÚS”… (2Tim. 2,3)
Una vez mas dulce y buen Jesús me traes las respuestas a las aflicciónes de mi corazón, y enseñas a esta despistada cabecita como batallar en medio de las pruebas de la vida, aunque mil veces me olvido de como hacerlo en los días que me siento caer, tú con toda paciencia me recuerdas que soy tu soldado y que las batallas que se me presentan las puedo ganar de tu mano.
Perdona Jesús por las veces que dudé de tu amor, pensando que las cosas no tan buenas que me ocurren son porque así tu lo quieres, ¿Cómo puedo pensar semejante cosa si Tú siendo Dios sufriste la peor condena y el peor de los dolores por amor y para salvarme? ¿Cómo podrías entonces querer mi mal?, todo lo que sucede en mi vida tiene un para qué, tan sólo me pides que confíe y batalle, pues cuando menos me dé cuenta, ya estaré en la otra orilla contigo.
No entiendo porqué después de tantas muestras de tu veracidad como Dios nos cuesta lanzarnos confiadamente a tus brazos sabiendo incluso ¡que el triunfo es seguro!, quizás sea porque somos soldados mediocres y vagos, soldados que aún con las armas poderosas del rosario y de la oración preferimos batallar sin ellos, es entonces cuando las derrotas serán más aseguradas que los triunfos.
Me diste esta arma poderosa del rosario, en donde la Santa Virgen y Tú se hacen uno, en donde cada misterio de tu vida nos acompaña y nos revela como es que llevaron nuestra Madre bella y Tú las batallas de sus vidas. El santo rosario es la compañía misma, es tu vida hecha oración para que en nuestra pobreza de Espíritu sepamos orar, sepamos buscar y encontrar el consuelo en los momentos donde las dificultades de la vida enmudecen el sentir y el pensar, y para que sea el modo de alabanza sin importar cual sea nuestra situación de vida.
Siempre es preciso darte gracias Jesús, ¡Que no me olvide nunca de tantas muestras de amor!, enséñame a ser un fiel soldado tuyo. Que no sea cobarde ni tibio en la oración, para que mi obrar sea siempre a través de tu doctrina de amor.