Señor creo,
claro que creo,
pero a veces la fe me tambalea.
Mis certezas comienzan a debilitarse
y vuelvo a preguntarme por lo que ya había encontrado respuesta,
dudo de si lo que viví con vos fue verdad o imaginación mía.
Creo, pero a los días luminosos repletos de fe
le siguen otros más secos
y cuando se sacuden las tormentas
me olvido de todas de las que ya me salvaste.
Creo Señor, pero aumentá mi fe.
Volveme a decir al oído cuánto me amás,
cuánto deseas mi felicidad,
que sos mi Buen Pastor,
y que con vos “nada me puede faltar”.
Que mis dudas me recuerden mi fragilidad,
mi necesidad constante de crecer en el vínculo de amor con vos,
de profundizar la oración, el amor y la confianza.
Creo, pero aumentá mi fe.