Si quieres, te acompaño en el camino,y en el camino vamos conversando.Y al conversar, tus hombros se descargan;descargas, pues tu peso voy llevando.
Pues pesa el peso de tu desencantoy es tu resignación aún más pesada.Pero te sostendré, pues ya sostuvela cruz de toda cruz en mis espaldas.
Me duele que te alejes de los tuyos,y el creciente dolor de tu aislamiento;pues toda mi pasión es ver reunidosa los hijos de Dios que andan dispersos.
Yo sé que ya no crees en nuestro sueño.Buscas seguridad retrocediendo.Pero hasta en dirección equivocadalo mío es ir contigo, compañero.
Si quieres, te acompaño en el caminoSi quieres, hoy me quedare contigo.
Escucha profecías, peregrino,No seas testigo de desesperanza.Es hora que levantes la cabezaY, aunque anochece, alientes la confianza.
Pues es posible ver de otra maneraLa trama que se te hizo tan confusa.¿no ves el hilo de oro de la pascuaQue rediseña todo lo que cruza?
¿No ves que desde dentro de las muertesLa muerte fue implotada y ya no mata?Y se revela el nombre de la vida:Y el nudo que te ataba te desata.
Partir juntos el pan en nuestra mesaDescifra quiénes somos y seremos.La Pascua nos irrumpe, amor de amores,Lo más vivo venciendo lo más muerto.
Por fin sabrás quién soy, sabrás quién eres,Mientras despiertas del antiguo sueño:Y entenderás que es fiel a sus promesasEl Dios que prometió ser compañero.
Y de la historia mía y de la tuyaYa no te escaparás, ni tendrás miedo.Verás la historia como historia abiertaY la esperanza arder su ardor sereno.
Y sentirás nostalgia de tu gente.Y querrás compartir tu aliento nuevo.Sin más demora, ponte ya en camino.Sin más demora, ponte en medio de ellos.
Y brillará en tu fe de caminanteMi nombre y mi misterio de “camino”Y de mi fiel estar-acompañandoTu amor de acompañante será el signo.
EDUARDO MEANA