Hoy se celebra la fiesta de San Felipe Neri, Patrono de educadores y humoristas. Aquí algunos datos sobre la increíble vida del “Apóstol de Roma”.
1. Una experiencia mística provocó su conversión
Felipe Neri recibió sus primeras enseñanzas religiosas de parte de los frailes dominicos del Monasterio de San Marcos de Florencia en Italia. Sin embargo, a los 16 años fue enviado a Piedimonte San Germano para ayudar en el negocio del primo de su padre.
Hizo tan bien aquella labor que su pariente decidió hacerlo heredero de su fortuna. No obstante, Felipe tuvo una experiencia mística en una capilla que pertenecía a los benedictinos de Monte Cassino y descubrió su vocación al sacerdocio. Pronto decidió alejarse de la opulencia y los bienes materiales para enrumbarse en 1533 a la ciudad Roma y servir a Dios.
2. Es conocido como el “Apóstol de Roma”
Tras abandonar sus estudios de filosofía y teología –cerca del 1540– decidió hacer apostolado y enseñar el catecismo a los pobres. En aquel tiempo el Colegio Cardenalicio era gobernado por los Medici, y por ello muchos cardenales se comportaban como príncipes seculares. Roma se encontraba en un estado de ignorancia religiosa, los sacerdotes abandonaban a la feligresía y las iglesias, y las costumbres de la época no eran las mejores.
Por 40 años Felipe fue el mejor catequista de Roma y logró transformar la ciudad. Su activo apostolado comenzó con la visita a hospitales, después empezó a frecuentar las tiendas, almacenes, bancos y lugares públicos, exhortando a las personas a servir a Dios.
3. Es patrono de los humoristas
Definitivamente Felipe recibió de Dios el don de la alegría y amabilidad. Como era tan simpático en su modo de tratar a la gente se hacía fácilmente amigo de obreros, empleados, vendedores y niños de la calle.
Una de sus preguntas más frecuentes era: “¿y cuándo vamos a empezar a volvernos mejores?”. Si le demostraban buena voluntad, solía explicar los modos más sencillos para llegar a ser más piadosos y comenzar hacer la voluntad de Dios.
También tuvo por amigos a varios cardenales y príncipes que lo estimaban por su gran sentido del humor y humildad.
4. Se dedicaba a la oración y a las obras de misericordia
Además del apostolado, Felipe Neri solía pasar la noche en el pórtico de alguna iglesia o en las catacumbas de San Sebastián, cerca de la Vía Appia, para entrar en profunda oración.
Practicaba además las obras corporales de misericordia.
En 1548, junto a su confesor y 15 laicos, fundó la Cofradía de la Santísima Trinidad, que se reunía para realizar ejercicios espirituales y socorrer a los peregrinos necesitados. Con ello fundó el célebre hospital de Santa Trinita dei Pellegrini, en el cual fueron atendidos y cuidados 145 mil peregrinos en el año jubilar de 1575.
5. Podía leer el pensamiento de sus penitentes y levitar
El 23 de mayo de 1551, a los 36 años, fue ordenado sacerdote. Al poco tiempo fue a vivir a la iglesia de San Jerónimo de la Caridad (Italia) donde principalmente se dedicó a la confesión. Solía confesar desde la madrugada hasta mediodía, algunas veces hasta las horas de la tarde, para atender a una multitud de penitentes de toda edad y condición social.
No solamente contó con el gran don de saber confesar muy bien, sino que tenía el don de leer el pensamiento de sus penitentes y los guiaba con gran compasión en el camino de la santidad.
También celebraba con gran devoción la Misa diaria que muchos sacerdotes habían abandonado. Con frecuencia experimentaba el éxtasis durante la Eucaristía y se le observó levitando en algunas ocasiones. Para no llamar la atención trataba de celebrar la última Misa del día, en la que había menos personas.
6. Curaba enfermos y predecía el futuro
Felipe tenía el don de curación y le devolvió la salud a muchos enfermos. También, en diversas ocasiones, predijo el futuro. Vivía en estrecho contacto con lo sobrenatural y experimentaba frecuentes éxtasis. Quienes lo vieron en éxtasis dieron testimonio de que su rostro brillaba con una luz celestial.
7. Conoció a San Ignacio de Loyola
En 1544 Felipe se hizo amigo de San Ignacio de Loyola a quien quiso seguir como misionero en Asia, pero al final desistió porque deseaba continuar con su labor en Roma. Fue así que constituyó el núcleo de lo que después se convirtió en la Hermandad del Pequeño Oratorio.
En 1575 esta hermandad pasaría a llamarse Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, siendo aprobada en la bula “Copiosus in misericordia Deus” del Papa Gregorio XIII.
8. La Virgen María se le apareció y fue sanado
Su salud siempre fue frágil. En cierta ocasión, la Santísima Virgen se le apareció y le curó de una enfermedad de la vesícula. El suceso aconteció así: el Santo había casi perdido el conocimiento, cuando súbitamente se incorporó, abrió los brazos y exclamó: “¡Mi hermosa Señora! ¡Mi santa Señora!”. El médico que le asistía le tomó por el brazo, pero San Felipe le dijo: “Dejadme abrazar a mi Madre que ha venido a visitarme”.
Después, cayó en la cuenta de que había varios testigos y escondió el rostro entre las sábanas, como un niño, pues no le gustaba que le tomasen por Santo.
9. Falleció en la Solemnidad del Corpus Christi
El 25 de mayo de 1595, día del Corpus Christi, su médico lo vio tan extraordinariamente contento que le dijo: “Padre, jamás lo había encontrado tan alegre”, y él le respondió: “Me alegré cuando me dijeron: vayamos a la casa del Señor”.
A la medianoche le dio un ataque y levantando la mano para bendecir a sus sacerdotes que lo rodeaban, expiró dulcemente. Tenía 80 años.
Fue declarado Santo en 1622 y en Roma lo consideraron como a su mejor catequista y director espiritual.
Fuente: Aciprensa