Una a una van cayendo Como letras de un poema Acarreadas por la brisa de este abril de luna nueva. Unas ocre, unas zainas, otras que mueren de pena porque aún con savia fresca volverán a ser esencia.
Se ha teñido de amarillo El camino hacia la escuela Alfombrado de crujientes Retazos de hojillas muertas. El sol se duerme temprano Y más tarde se despierta Hay humo en las chimeneas Es señal de invierno cerca.
El árbol se siente vano Sin aves en sus horquetas Alza sus ramas al cielo Como rogando que vuelvan Con su trinar encendido De estío en hora de siesta Cuando la brisa no sopla Y el verde esta la floresta.
Aromas de chocolate Con leche y azúcar negra se entremezclan en el aire Con el olor a humareda De las fogatas que vuelven En cenizas las hojuelas Esas que ayer eran sombra Y hoy ensucian las veredas.
Se ha instalado ya el otoño Y mi alma lo festeja con un latir enjundioso de poeta en musa plena.
Es el tiempo de pantuflas Y sillón junto a la hoguera Es tiempo de poesía Y melancolía buena.
autor: Juan Andrés Zúñiga