Einstein dijo, alguna vez: – Si la abejas desaparecieran, ¿Cuántos años de vida le quedarían a la tierra? ¿Cuatro, cinco? Sin abejas no hay polinización, y sin polinización no hay plantas, ni animales, ni gente.
Lo dijo en rueda de amigos. Los amigos se rieron. Él no.
Y ahora resulta que en el mundo hay cada vez menos abejas. Y hoy, Día de la tierra, vale la pena advertir que eso no ocurre por voluntad divina ni maldición diabólica sino por el asesinato de los montes nativos y la proliferación de los bosques industriales; por los cultivos de exportación, que prohiben la diversidad de la flora; por los venenos que matan las plagas y de paso matan la vida natural; por los fertilizantes químicos, que fertilizan el dinero y esterilizan el suelo, y por las radiaciones de algunas máquinas que la publicidad impone a la sociedad de consumo.
Eduardo Galeano – Libro “Los hijos de los días”