Baja hasta mí Señor

jueves, 19 de mayo de
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Cuando esté duro mi corazón y reseco,

baja a mí como un chubasco de misericordia.

Cuando la gracia de la vida se me haya perdido,

ven a mí con un estallido de canciones.

 

Cuando el tumulto del trabajo levante su ruido en todo,

cerrándome el más allá, ven a mí, Señor del silencio,

con tu paz y tu sosiego. Cuando mi pordiosero corazón

esté acurrucado cobardemente en un rincón,

rompe Tú mi puerta, Rey mío, y entra en mí

con la ceremonia de un rey.

 

Cuando el deseo ciegue mi entendimiento,

con polvo y engaño,

¡Vigilante santo, ven con tu trueno y tu resplandor!

 

Tagore

 

Oleada Joven