¿Qué ruidos te alejan de Dios?

miércoles, 12 de octubre de
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Para poder encontrarnos con Dios en la oración es necesario poder hacer silencio. Ese silencio que nos ayuda a hacerle espacio en nuestro corazón al Señor. 

 

Suele sucedernos que muchas veces cuando nos disponemos a orar comienzan a aparecer ruidos que nos distraen, impidiéndonos concertrarnos en atender al Gran Amigo. ¿Qué hacer? para poder vencer éstas tentaciones lo primero es reconocerlos.

 

A continuación te acercamos 12 ruidos areconocer:

 

1. El ruido del odio: Este sentimiento hace inviable la oración, pues la persona no tiene vida espiritual o vida de Dios pues prescinde del otro. Bien lo dice san Juan: “Todo el que aborrece a su hermano es un asesino” (1 Jn 3, 15).

 

2. El ruido de la crítica a Dios: Cuando le reprochamos a Dios lo malo que nos pasa o vemos. Este ruido silencioso nos hace callar al ser una actitud de reproche, crea distancias y elimina deseos de diálogo con Dios. Con un sentimiento de disgusto contra Dios se impide entablar un diálogo sereno.

 

3. El ruido del rencor: El enfado por algo o contra alguien, si no se elimina a tiempo, se puede convertir en rencor. Este ruido es negativo hasta para la salud física y psicológica. Aquí conviene recordar que una condición previa para la oración es tener un corazón reconciliado (Mt 5, 24).

 

4. El ruido del orgullo: Este ruido silencioso es exceso de amor propio, un amor hacia los propios méritos por lo que la persona se cree superior a las demás o no necesitada de Dios.

 

5. El ruido de la envidia: Este ruido silencioso hace que no se alabe a nadie ni se hable bien de alguien. Es un ruido que desconoce los propios talentos negando la acción de Dios en la propia vida, esto crea tensión contra Él.

 

6. El ruido del miedo: Impide confiar en Dios y en su providencia. Incluso se cree que a Dios no le importamos.

 

7. El ruido de las preocupaciones: Estas circunstancias absorben la atención. No hay la debida cercanía con Dios, hay incomunicación pues las preocupaciones generan inquietud.

 

8. El ruido de la debilidad: Es prácticamente el silencio de la impotencia. Se cree que la oración no es posible, o que sea ineficaz. No se sabe qué hacer o decir en la oración y se decide no hacerla.

 

9. El ruido de la acomodación en el pecado: El recuerdo del propio pecado y/o la complacencia o la instalación en el mismo es un ancla que nos impide elevarnos a Dios, o sintonizarnos con Él.

 

10.- El ruido de la vanidad: La inclinación a amoldarnos a la mentalidad del mundo y a sus frivolidades acaparan la atención y hacen que la oración sea inviable al no considerarla algo prioritario en la vida.

 

11.- El ruido del propio pasado personal: Un pasado en el que no se ha tenido experiencia ni de Dios ni de oración. Además el recuerdo de los errores del pasado crea un desasosiego e inquietud interior.

 

12. El ruido de las fantasías: Una imaginación desbordada que no se controla genera fantasías de todo tipo que impiden escuchar la voz de Dios.

 

 

 

Fuente: Aleteia

 

Oleada Joven