A Jesús, el perfume más fino.
A Jesús, mis sueños y mis anhelos, mis proyectos y planes, porque sólo quiero si Él también.
A Jesús, mis sonrisas más sutiles y mis carcajadas sin fin.
A Jesús, mis dolores y sufrimientos
A Jesús, mis tristezas más profundas.
A Jesús, mis talentos.
A Jesús, mis dones y virtudes.
A Jesús, mi vida entera.
Como María en Betania, todo te entrego, Jesús. Buscando la generosidad auténtica, la felicidad plena y el amor verdadero.