Abrir las puertas de mi casa de par en par

jueves, 4 de julio de
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Las puertas de mi casa están abiertas de par en par, para que puedas entrar sin ninguna dificultad.

Las puertas de mi casa están abiertas de par en par, como un abrazo acogedor que se alegra por la visita del amigo.

Las puertas de mi casa están abiertas de par en par, y contiene una mesa de fraternidad en donde el pan se comparte con esperanza.

Las puertas de mi casa están abiertas de par en par, para que la fe se filtre por algún lugar si entras.

Las puertas de mi casa están abiertas de par en par, por si accedes entrar.

Deseo que al entrar a mi casa, puedas sentirte “en casa”, que con tiempo me vayas revelando tus designios, me cuentes de tus caminos, me hables de confianza, me enseñes a amar y a esperar con fe.

Deseo que al entrar a mi casa, puedas sentirte “en casa”, para que si te vas, sepas que acá tenes un lugar en donde habitar todas las veces que quieras.

Desearía que te quedaras la vida entera y que juntos, alberguemos en la mesa de fraternidad a los hermanos, ofreciéndoles el pan que da vida –tu Palabra y la Eucaristía-.

Las puertas de mi casa están abiertas de par en par, pasá Jesús, pasá y ponete cómodo Señor, estoy dispuesta a recibirte y darte alojamiento.