Me vas enseñando tus modos, de a poco voy aprendiendo: Que hay un modo de andar los días que no implica correr Que hay un modo de mirar que no es juzgar, que no es atacar, que no es defenderse; hay un modo de mirar que abraza, que comprende, que ve más allá Que hay un modo de amar que es descentrarse, que renuncia al propio interés y solo busca el bien de quien ama Que hay un modo de confiar que implica arriesgar Que hay un modo de soñar que se conjuga en plural Que hay un modo de escuchar que es acoger Que hay un modo de reír que ilumina Que hay un modo de sufrir que no busca culpables, un modo de aceptar la cruz y de acoger el dolor que plenifica Que hay un modo de perdonar que sana y un modo de pedir perdón que libera Que hay un modo de ser que no busca encajar, un modo de ser en libertad; ser sin miedos que esclavicen, sin egoísmos que asfixien, sin la soberbia que ahoga, que hay un modo de ser plenamente humanos. Que hay un modo de vivir que no mira la vida pasar sino que se implica, un modo de vivir que es embarrarse Que hay un modo de vivir la fe en clave de invitación-respuesta que nos conduce a Vos Que hay un modo de llenarse que es vaciarse de auto-referencialidad. Que hay un modo de vivir que es gustar el presente, que es saborear el instante mismo en el que estamos siendo. Que hay un modo de acercarse a Tu Misterio que transforma, que conmueve, que toca y abraza lo más hondo Que hay un modo que nos humaniza, que da Vida y ese modo es vivir siguiendo tus pasos, querido Jesús. Vas marcando el rumbo, voy siguiendo tus huellas.