Señor hoy te pido que me concedas el don de alabarte todo el tiempo, que implica reconocer tu grandeza y tu amor en cada paso, tener la mirada atenta, el corazón dispuesto y encontrarte en lo que y en quienes me rodean Señor ayúdame a redescubrirte, A que la rutina, las redes, las preocupaciones no te oculten, sino que sobresalgas en cada instante, en cada situación, en cada lugar. Señor, como San Francisco de Asis, ayúdame a verte en lo sencillo, en lo pequeño, en cada criatura de nuestra hermosa casa común Señor, que reconociéndote en todo te alabe, pero no solo con palabras… ¡Que mi vida sea una alabanza para vos, y una brisa suave para el mundo, hablando de tu amor!