A veces, eres ese silente desierto que desespera mi espera. Eres una calma que inquieta hasta el rincón más profundo de mis certezas.
A veces, pareciera ser que te mudas sigilosamente horas y días. Semanas y meses pasan sin darme tu rostro. Te borras de mis ojos. Tu voz se convierte en un eco sin sonido, sin socorro.
A veces, buscarte es como largarse a un río que no conozco, que desconfío de su caudal, con piedras que me roban la firmeza.
A veces, intentar hallarte es como seguir un faro que ha fundido su vela en la noche más tediosa del mar, que casi llegando a tierra se pierde uno mismo perdurando en remar.
Eres silencio, eres desierto, eres espera que desespera; eres sigilo, eres ausencia. Eres pasión y ceguera.
Eres amor que a veces duerme, pero que allí dentro, en calma espera.