Apuntes de la Pascua de la Resurrección: Apresurate

lunes, 5 de abril de
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La luz apacible entra por la ventana
de la pieza yacente a la cocina.
Con que fuerza, con que amor la Madre se levanta
con mucho pesar va a ungir al Changuito dormido.

Hacia el cerro se apresura como aquella vez en Nazaret
con la bufanda agarrada por un lado y el aceite por otro
sube y se dirige hacia la tumba,
divisa el lugar sin darse cuenta y sigue sombría.

Con qué sorpresa, con qué alegría
la piedra está corrida, así podrá entrar sin problema.
Agradecida pero turbada por el peso de la pérdida
entra y no lo encuentra, “¿Dónde está?”

Sale, busca, ella se siente perdida más todavía
“¿Qué hacer?” entra en duda, “¿Será que esté en la otra?”
el pensamiento le supera, la angustia se eleva
cansada y confundida, deambula sin llegada.

Un hombre con calma se acerca, ella lo confronta
insegura y presumida, le dice “Muchacho, indícame dónde has puesto el cuerpo de mi Señor.”
Sigue hablando, sigue pensando, sigue dudando
hasta aquel instante inefable y bello.

“María” nombre que sólo de aquella voz toma sentido
la piel de gallo estalla, la sangre se aviva
el rostro se vuelve luminoso, el corazón se acuerda
el cerebro manda, y la boca grita, “¡Raboní!”.

La desesperada ahora abunda de esperanza
el silencio sin respuesta alguna se llenó de sentidos
la amarga pérdida vuelca a la alegría
el feliz encuentro nunca se olvidará.