Aquí (en un Hospital provincial) es donde mi Padre me soñó construyendo su Reino

martes, 26 de febrero de
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26/02/2019 – El Papa Francisco en su encíclica “La alegría del evangelio” plantea que a veces “sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás”. Renunciando a nuestras seguridades y entrando en contacto con la existencia humana, “la vida siempre se nos complica maravillosamente”, agrega.

Soledad Picca es de Oliva (Córdoba), pertenece al Movimiento Scout y, entre otros espacios de servicio, es voluntaria de Radio María. Hoy nos cuenta su testimonio y cómo desde un Hospital público provincial busca construir el reino y servir.

 

Soy Sole, y desde hace más de diez años trabajo en el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad en Córdoba Capital.

Por trabajar en este lugar y ser Servidora del Estado, gran parte de la sociedad se refiere a mí y mis compañeros como “los vagos de los Empleados Públicos”… Y crean que es una expresión válida para algunos compañeros, pero ciertamente no lo es para la totalidad!

Muchos de los trabajadores de la Administración Publica tenemos dos grandes objetivos que nos desvelan y nos dan la fuerza necesaria, todos los días, para seguir intentándolo:

 – Mejorar nuestra calidad de atención con los mismos recursos de siempre.
– No permitir que el sistema pueda más que nuestras convicciones.

Mi labor no tiene nada de extraordinario… Simplemente atiendo al público, siempre con una sonrisa, respondo con amabilidad, intento alivianar el dolor de las familias haciéndoles más fácil el camino administrativo que va paralelo al camino medico que requieren las enfermedades que aquí se tratan.

Lo sé… parece muy poco, y a veces casi me convenzo de que lo es, de que debería hacer más. Pero en esos momentos llega una familia que agradece la ayuda, un pacientito que te llama por tu nombre y te trae un dibujo de regalo, una madre que con lagrimas y firmeza dice: “¡Tenemos el Alta!”, un papá que silenciosamente agradece la compañía en su más inmensa soledad…. ¡Y ya está! Todo se ubica en su lugar, todo toma sentido. Amorosamente veo la mano de Dios en esos gestos, y vuelvo a recordar mi Misión y mi camino…. ¡Aquí es donde mi Padre me soñó construyendo su Reino, y que feliz me hace que así sea!