Sigue, Señor, constante
e insistente en construir
tu obra en mí.
Sigue sembrando sueños
y animándome a salir de mí.
Continúa tú tocando la puerta
de mi corazón
Tú persiste en esperarme
cuando por miedo demoro en abrirte.
Insiste una y otra vez
Será la práctica constante
de dejarte entrar
lo que vaya cimentando en mí
tu modo de proceder:
siempre abierto al Misterio,
a la voluntad de tu Padre,
más allá de los miedos,
caminando confiado.
Tú sigue,
yo de a poco aprenderé
hasta que por fin quite
todos los cerrojos y
sea mi corazón
casa de puertas abiertas
en la que entres
ya de una vez y para siempre
sin golpear.