Vas grabando certezas a fuego en eso que llamamos ‘alma’:
Que se me quiere radiante o gris. Que se me acoge en mi fortaleza y en mi debilidad. Que hay en mí luz y sombra y negar alguna de ellas sería mentir(me). Que la Vida se me regala a cada paso. Que el Don siempre nos excede, nos colma y nos desborda. Que este amar jamás será poseer. Que a medida que se convierte el corazón, se transforma el mirar. Que tu Misterio nos hace cercanos. Que da lo mismo como te llame: Vida, Don, Alegría, Jehová, Abba, Dios, Jesús o Amor porque Vos no sos un nombre sino lo que está detrás, y adelante y arriba y abajo y a los costados y tan pero tan dentro. Que hay en tu experiencia algo de éxtasis pero que hay también mucho de brisa serena y andar cotidiano. Que quien Te busca en verdad Te encuentra. Que habrá en este andar (como en todos) bastante de lucha. Que no puedes habitar donde no hay espacio. Que para verTe primero hay que descalzarse. Que no te impones, que lo tuyo siempre es propuesta. Que solo obras cuando en mi libertad digo SÍ. Que con Vos dentro hay vida en plenitud cada día. Que esto es un camino que recién comienza, que tengo una vida entera para aprender a gustar tu inmensidad.