En este año que renace, en esta estación de encuentros, qué mejor dejar que Jesús se meta en nuestra vida, en nuestros sueños. Que sea él quién teje nuestros proyectos. Pues así serán hechos perfectos, sensatos y alegres.
En este periodo de vacaciones y descanso, o quizá, de campamentos y convivencias, aprovechar para encontrar a Dios que nos habla en la naturaleza. Tomar los días como un regalo, un momento de Dios para mí, en donde puedo conocerlo más, en donde puedo hacer más amigos. Porque en definitiva Dios nos da el momento. Él ha querido traernos, Él nos ha invitado, Él nos llama, Él nos pone en el lugar y nos ubica en el tiempo.
Dejar que el Señor sea nuestro guía y abrir el corazón temprano, nos dará la satisfacción de hacer su voluntad durante el año.