¿Cómo acallo los ruidos?
Escuchándolos.
Si soy capaz de reconocer que dentro hay una comparsa de miedos y ansiedades, lo primero que tengo que hacer es no negarlos, aunque esa sea mi primera reacción porque eso es dejar que el ruido me avasalle y amplificar el ruido con más ruido hasta el aturdimiento.
Debo plantarle cara y acallar el ruido con silencio. Entrar en contacto con la naturaleza, abrir en oración mis sentidos a la creación o disponerme a contemplar, a sumergirme en el Silencio a pesar de las muchas resistencias interiores que puedan aparecer.
Para ello es necesario confiar. Confiar en el ritmo de Dios porque solo en Él soy. Confiar en que el silencio lo encontraré y en su Presencia se ordenará mi vida y mi sentir no será ruido sino música. Confiar en mi capacidad, confiar en que Dios puede ser en mí cada día, a cada momento.
De tú a tú
Estar en Vos, Dios Amor, ser en Vos, ver como Vos. Agradecer la ternura de siempre, los gestos de amor que sostienen lo de cada día, el tiempo compartido que es agüita regando vínculos que nos van floreciendo por dentro y por fuera, agradecer porque estoy hecha de nombres, agradecer que la naturaleza te pronuncie. Respirar hondo y descubrirte también en este cuerpo que soy y que vos habitás.
Ojalá pueda elegir cada día acallar el ruido y escuchar. En el silencio, siempre nos vamos a encontrar.
Dame lo que necesito para vivir en tu Presencia.