¿Cómo ser testigos de esperanza en medio del pesimismo?

lunes, 6 de septiembre de
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Nuestro mundo está repleto de injusticias, dificultades y problemáticas humanas, sociales, políticas y económicas. Podríamos pensar en nuestras familias, en las comunidades en las que participamos, en el lugar de trabajo o en la misma situación de la política nacional.

En muchas ocasiones es suficiente que alguien diga una palabra pesimista, para que en seguida sea asumida y acrecentada por otros. Esto es un modo de interpretar esas realidades que habitualmente generan tristeza y frustración, nos paraliza, manteniéndonos en la misma situación y sin capacidad de reaccionar.

Así lo plantea el P. Ariel Zottola en “La cultura vocacional, una propuesta para la vida cotidiana” publicado en la Revista de los Operarios Diocesanos:

Si interpretamos esta realidad desde otra lógica, la del evangelio, y desde la dimensión profética de nuestra vocación, estas situaciones de precariedad a la luz de la Palabra de Dios viene “embarazada” de una llamada de Dios.

Despierta en el corazón del creyente el deseo de dirigirse a Dios diciendo: ¿Qué quieres que haga por Vos Señor? ¿Cuál es el mejor camino para transformar esa realidad? Este modo de interpretar la vida y las experiencias es activo, creativo y abierto a la inspiración divina. Son actitudes de fondo de los creyentes que generan un ambiente nuevo, con fragancia del evangelio.

En la vida cotidiana, para generar una cultura vocacional, somos llamados a involucrarnos con todo nuestro ser, siendo críticos con nuestra manera de comprender, sentir y actuar delante de las fragilidades y pobrezas que encontramos en nuestro alrededor. Esto exige una actitud orante, dejarnos conducir por el Espíritu hacia el desierto de la oración, donde podremos reconocer y responder al llamado Divino.

Para reflexionar: ¿Cómo interpreto los acontecimientos de la vida?¿Mi talante humano espiritual es pesimista o más bien abierto al llamado divino? ¿Qué sucede en una familia o una comunidad que se deja llevar por el espíritu de murmuración y tristeza? ¿Cuál es el paso que podemos dar para asumir la dinámica vocacional que es constructora de esperanza?