Se abrazan y se disfrutan. Les late fuerte el corazón y ajustan sus latidos. Perciben del otro sus sentidos esenciales. Se saben compañeros en este mundo. Se reconocen enamorados del andar. Se miran, sonríen y repiten el abrazo. Son cómplices de lo cotidiano. Descansan sus pensamientos, se sostienen los momentos. Se edifican mutuamente y amplían horizontes. Se abrazan, se rescatan y se ponen en marcha. Cada cual a su tarea de vivir, de dar sentido a las opciones, de soñar fuerte cada idea, de reconocerse y reconocer a otros, de ponerle nombre a las sensaciones y de continuar el abrazo pase lo que pase.
María Rocío Spontón Foto: @fotopoemas.mr