En este tiempo de Navidad la liturgia nos presenta esa escena hermosa del viejo Simeón que emocionado, levanta al Niño, y dice: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación”.
La familia de Nazareth había ido al Templo, para presentar a Jesús, como mandaba la ley. También para la purificación de María. Mientras “hacían lo que tenían que hacer” se da este maravilloso encuentro con Simeón, con su alegría y alabanza, y también con su profesía para María “y a tí misma una espada te atravesará el corazón”.
Las promesas de Dios se cumplen, mientras intentamos hacer lo que nos toca, con fidelidad y con mucho amor. Dios es fiel, y es el más deseoso que su plan de amor se cumpla en vos.
✨ ¿Cuándo Dios cumplió una promesa en tu vida y te salió una alabanza del corazón? Guardá ese recuerdo bien cerquita de tu corazón. Cuando vengan tiempos difíciles, eso puedo salvarte.
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