Domingo 01 de Enero de 2023 – San Lucas 2, 16-21

viernes, 30 de diciembre de
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Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.

 

 

Palabra de Dios

Padre Nico Ceballos| Sacerdote de la Arquidiócesis de Mendoza

Hoy celebramos la fiesta de Santa María Madre de Dios. Guiados por el Evangelio podemos contemplar, con la humildad y la confianza de los pastores, a María, a José y al niño acostado en el pesebre.  Miremos a ese niño recién nacido, débil y frágil, tan necesitado de amor y cobijo, y en él reconozcamos a Dios mismo que viene a compartir nuestra humanidad y a hacerse uno con nosotros.

Misterio infinito el que contemplamos, y en el Evangelio encontramos tres actitudes que nos pueden dar una hermosa clave para abrazarlo y para que impacte en nuestra vida al comenzar este nuevo año.

La primera actitud es la de la admiración. “Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores”. Es una actitud que necesita de nuestra humildad; quien se lo sabe todo jamás se podrá admirar de nada. Pero aquel que está abierto a la sorpresa, aquel que sabe que la realidad es mucho más grande de lo que puede comprender, ése sí se admira, porque su corazón está abierto a la novedad y deja que lo infinito lo envuelva, aún en lo más sencillo. Que al contemplar el misterio de Belén podamos abrir bien grandes los ojos interiores y dejemos que Dios, quien se nos revela de esta manera tan impactante, nos sorprenda diciéndonos una palabra nueva que ilumine lo que nos toca vivir.

La segunda actitud es la de María, Madre de Dios, que “conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Que también nosotros le demos tiempo al silencio y a la profundidad de la meditación para que realmente nos dejemos iluminar por el Misterio del Dios hecho hombre y dejemos transformar nuestro corazón por Él, verdaderamente. Será que debemos desacelerarnos y dar lugar a la soledad fecunda, a la fidelidad  y a la coherencia de vida, conservando en nuestro interior lo que sabemos que viene de Dios, y perseverar así aún en los tiempos de oscuridad para que el amor se haga paso constantemente en nuestras acciones y elecciones.

La tercera actitud es la de la alabanza: “los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído”. Y es así, si nos dejamos sorprender por el Misterio del nacimiento de Jesús, y lo meditamos en nuestro corazón como lo hizo María, se dará como fruto la acción de gracias y la alabanza. Pero busquemos que esa actitud no sea solo dentro de nuestra contemplación sino que sea el talante de vida que nos identifique. Los cristianos estamos llamados a ser hombres y mujeres de acción de gracias, y que todo en nuestra vida sea una respuesta agradecida al amor de Dios que se ha manifestado en Jesucristo.

Hoy, comenzando este nuevo año, pongámonos en las manos de María, la madre de Dios, y pidámosle a ella que como hace 2000 años nos siga mostrando a su Hijo y que nos ponga junto a Él, para que vivamos cada día en lo que nos toque vivir abiertos a la sorpresa, a la profundidad de la meditación y a la acción de gracias.

Que Dios nos bendiga y nos fortalezca.