Domingo 08 de Enero de 2023 – Evangelio según San Mateo 3, 13-17

viernes, 6 de enero de
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Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole: «Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!» Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo». Y Juan se lo permitió. Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia Él. Y se oyó una voz del cielo que decía: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».

 

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro | Sacerdote jesuita

 

Culminando el tiempo de Navidad, este domingo celebramos la Fiesta del Bautismo del Señor. En estos días lo veíamos naciendo en un pesebre, en pobreza y humildad y viniendo de esta manera a ser Dios con nosotros transitando nuestra historia y empapándola con su vida y con su amor en medio de dificultades. Lo veíamos como el Mesías anunciado, como el rey de los judíos, como Aquel que viene a salvar y que era reconocido por los pastores, algunos vecinos y por los magos que venían de oriente.

En el Evangelio de hoy, contemplamos el bautismo de Jesús, donde Dios Padre, enviando el Espíritu Santo sobre Él, lo presenta a todos los que estaban en el Jordán y hoy, también, a todos nosotros, diciendo: “Éste es mi Hijo muy querido en quien tengo puesta toda mi predilección”.

Éste es Jesús, el Hijo amado del Padre, el primero y así mismo no toma esto como privilegio que lo separe de los demás, no lo atesora para beneficio propio, sino que se hace hermano de todos, se acerca a nuestras fragilidades y miserias, se pone a la cola con los pecadores para recibir el bautismo del perdón de los pecados.

¿Cómo no nos va a sorprender verlo así? Al Bautista lo asombró, lo desubicó. Aquel juez poderoso que había anunciado que vendría a castigar a los malos y premiar a los buenos, aparece humilde y sencillo, como uno más, para ser bautizado por él.  El Bautista lo cuestiona, pero el deseo de Jesús no es cumplir las expectativas de los demás, sino vivir a pleno la voluntad del Padre; por eso le responde: “Ahora, déjame hace esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo”, es decir, está bien que cumplamos todo lo que Dios quiere. Y así lo quiere Dios, lo quiere hermano, lo quiere compasivo, lo quiere entregado al servicio de la humanidad.

Que hermoso contemplar así al Señor, y prepararnos para que este año que está comenzando sea una aventura que nos permita conocerlo más intensamente para que lo podamos amar y seguir más profundamente. Que nos dejemos sorprender y que el Jesús hermano, amigo y salvador nos mueva el esqueleto, nos cuestione todas las imágenes rígidas y distantes que muchas veces nos podemos hacer de Él.

En el bautismo lo vamos a ver haciendo la fila con todos los pecadores que esperaban ese bautismo; más adelante, viviendo a pleno su misión, lo veremos sentándose a la mesa con todos los que eran señalados como pecadores y despreciables. Y en la cruz lo veremos dando su vida por todos y rezando al Padre para  que perdone a quienes lo habían condenado y con ellos a toda la humanidad.

Contemplar el bautismo de Jesús, nos puede llevar a hacer presente nuestro propio bautismo. Y así como Él se identificó con nosotros podamos dar pasos para identificarnos con Él, para vivir como hijas e hijos muy amados del Padre. Renovemos nuestro deseo de seguimiento de Cristo  y dejémonos guiar por el Espíritu de Dios que ha sido derramado sobre nuestros corazones. Él nos guiará para que también nosotros, hagamos la voluntad del Padre.  Que Dios nos bendiga y fortalezca.