Domingo 08 de Octubre de 2023 – Evangelio según San Mateo 21,33-43

jueves, 5 de octubre de
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Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:«Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos.Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon.El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: “Respetarán a mi hijo”.Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: “Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”.Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?».Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.»Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.»

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro | Sacerdote jesuita

Abrir el corazón a Jesús y a su propuesta de fraternidad exige de nuestra parte la apertura a la novedad de Dios en nuestra vida, que nos impulsa a un amor siempre mayor. Abrazar la fe en Jesucristo trae consigo la actitud generosa de quien busca hacer la voluntad del Padre y, a su vez, el despojo de todo lo que nos centra en nosotros mismos y nos acomoda en nuestras modos de ver. El amor siempre nos pone en camino de conversión.

La gran dificultad para vivir esta dinámica que nos hace disponibles a la voz de Dios, se da cuando nos instalamos en maneras de ser o de pensar que se vuelven caprichosas o interesadas, impulsándonos a auto-justificarnos o a buscar nuestras propias conveniencias, cerrando así el camino a la novedad de Dios, a la búsquedasincera del amor y de la verdad, a la disponibilidad al Espíritu.

Como lo que les pasó a aquellos arrendatarios de una viña que por querer adueñarse de ella, rechazaron, maltrataron y asesinaron, primero a los criados del dueño de la viña, y luego hicieron lo mismo asesinando al heredero, al hijo del dueño.

Esta parábola, Jesús se la dice a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, señalando que obstinados en sus ópticas cerradas, a lo largo de la historia, han rechazado a los enviados de Dios, y ahora están rechazando al Hijo, y a su Evangelio. “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”.

Pero hoy, esta palabra nos interpela a nosotros, personalmente y como Iglesia, porque también podemos, fácilmente, quedarnos en modos caprichosos o convenientes de entender la realidad y de actuar en ella, cerrándonos así a la novedad que Dios nos invita a vivir y descartando las voces que viniendo de Dios nos cuestionan, nos llaman a la conversión y a dar frutos nuevos.

La Iglesia está viviendo hoy un camino sinodal, donde se nos invita a salir de nuestras comodidades para abrirnos de una manera nueva a la fraternidad, a la conciencia de ser pueblo de Dios llamado a servir a esta humanidad sufriente necesitada de reconciliación. Se nos exhorta a volver al Evangelio y a hacer nuestras las actitudes de Jesús.

Y cuidado con pensar que esto ya lo hacemos o que esto ya lo tenemos claro; si respondemos así, seguramente, nos estemos adueñando de aquello que es don y que en nuestra vida siempre será camino de conversión. Abrirnos a la fraternidad del Reino siempre traerá consigo novedad y desafío, y esto nos exige a todos mucha humildad, de la buena, y salirnos de los orgullos que nos instalan en caprichos y cerrazones.

Pidamos a Dios que la palabra de hoy nos interpele y nos ayude a estar disponibles a la novedad de Dios en nuestra vida, que realmente busquemos su voluntad y elijamos vivirla, saliendo de nosotros mismos y asumiendo con alegría aquello que nos desinstala para abrirnos a la fraternidad del Reino. Que Dios nos bendiga y fortalezca.