Domingo 12 de Mayo del 2019 – Evangelio según san Juan 10, 27-30

viernes, 10 de mayo de
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En aquel tiempo, Jesús dijo: «Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa.»

 

Palabra del Señor

 


P. Sebastián García sacerdote del Sagrado Corazón de Betharrám

 

Celebramos hoy esta linda fiesta en toda la Iglesia que es la del Buen Pastor, en el cuarto domingo de Pascua.

Hay dos cosas fundamentales en el evangelio de hoy: la primera tiene que ver con las ovejas de Jesús que escuchan su voz y él las conoce y ellas le siguen.  Lo otro es la identificación entre Jesús y el Padre diciendo que son una sola cosa.

Me parece importante destacar este rasgo fundamental de Jesús Buen Pastor,  en el sentido de que las ovejas -que somos todos nosotros, que son todas las personas que lo han conocido a lo largo de tantos años- escuchan su voz, que él nos conoce y que nosotros lo seguimos. encontrando en todo lo que verdaderamente da sentido a nuestra vida: la Vida Eterna.

El sentido profundo del texto de hoy creo que radica en saber escuchar la voz de Jesús. Y de esta manera podemos hacer un lindo ejercicio de oración, preguntándonos cada uno de nosotros, en el fondo de nuestro  corazón y dónde escuchamos hoy a Jesús.  Dónde Jesús hoy me habla, cuáles son los lugares -recónditos o no- de mi vida y de mi historia, de la realidad del clamor de los pobres, del grito de los necesitados, de la situación social y real que estamos viviendo, dónde Jesús me habla.

Varias veces venimos diciendo que encontramos a Dios en la vida cotidiana. Entonces podemos justamente preguntarnos también nosotros hoy donde escuchamos la voz de Jesús y sobretodo qué hacemos con esa voz. Y si respondiendo le damos una respuesta existencial, desde el fondo de nuestro corazón, desde el fondo de nuestra originalidad, de lo que somos, pensamos y sentimos.

Así, de esta manera, vamos a poder vivir auténticamente la voluntad de Dios y la presencia de Dios en nuestra vida. Y así de esta manera poder despegarnos de alguna falsas imágenes que nos hicimos de Dios o que quizás aprendimos mal o heredamos de una mala catequesis. imágenes torcidas que no tienen que ver con el Dios de Jesús. Muchas veces pensamos que “Dios aprieta pero no ahorca” y que muchas situaciones de dolor y de muerte son “ocasiones” en las que yo él se vale para probar nuestra fe o probarnos a nosotros,  o que nos manda enfermedades y males a los cuales nosotros tenemos que aceptar resignadamente y soportar en definitiva porque él es Dios. ¡Nada de esto!

De ninguna manera nos podemos imaginar a Jesús Buen Pastor diciendo esto: “mirá te voy a mandar una prueba para probar tu fe”.  Me imagino que es aquel que dice que nos conoce porque nosotros conocemos su voz y que nosotros también lo conocemos.

Entonces creo que lo decisivo y lo fundamental de esta fiesta del Buen Pastor es dejarnos guiar por él y este es el segundo aspecto. El Padre y Jesús son una sola cosa: entonces queda bien claro y bien manifiesto cuál es la misión de Jesús. Frente a esto nosotros tenemos que hacer  fehacientemente es obrar en consecuencia con aquello que nosotros verdaderamente creemos, con esa fe que tenemos en Jesús.

De esta manera si hacemos experiencia de que conocemos a Jesús por escuchar su voz, sabemos que él nos conoce y no nos queda otra que ir para tener vida eterna.  Seguir a Jesús sabiendo que el Padre y él son una misma cosa. Jesús mismo es el camino al padre, verdad del Padre y Vida del Padre.

Lo que nos queda es poner por obra todo aquello que nosotros creemos en esta fiesta linda del Buen Pastor, con el ejercicio de examinarnos en nuestra vida para poder ver dónde estamos escuchando o no la voz de Jesús y cuáles son las cosas que nos hablan de Dios y no le estamos dando importancia o todavía no lo aprendimos a descubrir y poder entonces darle auténtica y genuina respuesta: ser consecuentes con esa fe que nosotros creemos y ponerla por obra.

Vivir verdaderamente como auténticos cristianos como testigos verdaderos del amor de Jesús derramado en el mundo para también nosotros poder ser pastores y así se diga anunciar la buena noticia de la alegría del Evangelio de Jesús a muchos de los jóvenes y a muchas otras personas que tienen necesidad encontrarse con Dios.

Que tengas un lindo domingo lleno de la luz de la resurrección de Jesús Buen Pastor y si Dios quiere será hasta el próximo evangelio.