Domingo 12 de Noviembre de 2023 – Evangelio según San Mateo 25,1-13

martes, 7 de noviembre de
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Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite,mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.Pero a medianoche se oyó un grito: ‘Ya viene el esposo, salgan a su encuentro’.Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.Las necias dijeron a las prudentes: ‘¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?’.Pero estas les respondieron: ‘No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado’.Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’,pero él respondió: ‘Les aseguro que no las conozco’.Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro | Sacerdote jesuita

Para que el Reino de los Cielos se haga realidad en nuestra vida, es necesario estar atentos y vigilar los caminos del corazón; porque muy fácilmente nos distraemos y dejamos que tanto lo superficial como las apetencias gobiernen nuestras acciones descuidando los deseos más auténticos, aquellos que nos hacen plenos y que nos animan a vivir los proyectos de amor que Dios siembra en nuestro corazón.

La fraternidad del Reino exige la persona entera, y para eso no solo es necesario elegir vivirla con libertad, sino conquistar nuestra voluntad para poner los medios que nos ayuden a buscarla verdaderamente.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos invita a la vigilancia y nos advierte que si realmente elegimos y deseamos vivir la fraternidad del Reino en el amor, no solo hay que ejercitar la libertad para elegirla, sino que hay que ejercitar la voluntad para poner los medios que nos permitan vivirla. En la parábola de las diez vírgenes, Jesús señala que todas ellas querían entrar a la boda y para ello debían esperar al novio que llegaría de improviso. Cinco de ellas fueron preparadas, llevando aceite de repuesto para mantener sus lámparas encendidas durante la noche, pero las otras cinco no fueron preparadas, no pusieron los medios para poder esperar atentas a la llegada del novio. Éstas últimas se quedaron sin poder entrar a la boda.

Ésta es la advertencia de Jesús, si queremos que el Reino se haga realidad en nuestro corazón debemos poner los medios que nos permitan vivirlo, porque la fraternidad en el amor, se juega en la realidad y no en lo subjetivo de nuestros sentimientos. La vida se ve en la vida y no en la fantasía. Es una afirmación en la que debemos insistir día a día. Si de verdad elegimos un camino, debemos poner los medios para vivirlo.

Nuestra libertad y nuestro querer y voluntad deben estar en sintonía, caminar juntas, para poder ser realmente auténticos y vivir aquello que hondamente deseamos y elegimos. Si nuestra libertad va por un lado pero nuestra voluntad no acompaña, nuestro querer se convierte en un querría que nunca se llega a hacer vida. Cuántas perezas, cuantas búsquedas superficiales, cuántos hábitos malsanos, cuántas miradas a corto plazo, nos pueden distraer del deseo fundamental de vivir en el amor y construir fraternidad.
Pidamos al Señor la gracia de ser como aquellas cinco jóvenes prudentes que no se quedaron solo en el deseo de entrar en la fiesta de bodas, sino que pusieron los medios para estar vigilantes y esperar al novio cuando llegara de improviso.

Que Dios nos bendiga y fortalezca.