Domingo 13 de Febrero de 2022 – Evangelio según San Lucas 6,17.20-26

jueves, 10 de febrero de
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Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: “¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro sacerdote jesuita

 

 

Tenemos un Dios que nos quiere hermanos, que nos hagamos responsables unos de otros, que busquemos el bien común, que solo se hace posible en el amor, en la solidaridad, en la búsqueda de la justicia y la reconciliación.

Pero esta propuesta del Señor no es la única ni en nuestra sociedad ni en nuestros corazones. También, se nos invita a hacer cada uno la suya, a buscar el propio bien sin preocuparnos por los demás, a sacar partido y ganar en cualquier situación, cueste lo que cueste, a proyectar la vida buscando no tener problemas que nos quiten la alegría o, mejor dicho, un espejismo de ella.

La visión del ser humano que está detrás de esta propuesta tiene una tendencia egocèntrica, mira la vida en clave de búsqueda del éxito o de pasarla bien, ganando poder o placer o poseer cosas materiales. Al fin de cuentas, consciente o inconscientemente se termina colaborando con un sistema injusto que crea una gran desigualdad social promoviendo muchas formas de discriminación.

La propuesta del Reino que nos comunica Jesús, apunta al cielo, apunta a la plenitud en el amor que Dios nos promete en una vida con sentido y donde la muerte no tiene la última palabra.

Jesús nos dice: felices los pobres, los que tienen hambre, los que lloran, los que son perseguidos e insultados por ser discípulos, y nos dice que el consuelo ya se hace presente en esta vida que es camino hacia la eterna.

¿Está loco Jesús? Pues esto lo tendrá que ver cada uno y elegir la propuesta y la visión del ser humano y del mundo por la que quiera gastar sus años. Pero lo cierto es que Jesús en las Bienaventuranzas nos habla de lo que ha experimentado en su propia vida, y nos está diciendo que Él es un hombre pleno y feliz comprometiéndose con el amor que exige el Reino.

Jesús nació en pobreza, vivió en un pueblo sencillo y marginado, y eligió como estilo de vida un camino de humildad, sencillez y pobreza material. Es un hombre que sabe de necesidades, sabe de pedir ayuda y sabe de servir a los demás con lo que tiene y puede.

Jesús sufrió persecución, calumnias, maltratos, por vivir su misión de predicar con sus palabras, gestos y coherencia de vida la fraternidad del Reino. Y así es, se jugó la vida por ayudarnos a entender que el amor que busca la reconciliación y la justicia es lo que hace pleno al ser humano.

Se trata de lo que buscás en tu vida, por lo que te jugás tu tiempo, tus pasos, tu historia. Si tu centro es buscar riquezas, cuidar tu imagen y pasarla bien… quizás mucho de eso consigas, pero no la felicidad ni la plenitud que te propone Jesús. Ahora, si tu centro es buscar el Reino de Dios y su justicia, te sabrás invitado a colaborar con Jesús para llevar a este mundo hacia Dios, comprometido en este proyecto de amor que Él nos comunicó. Habrá dificultades, entenderás que tu vida, tus capacidades y también tus bienes son para crear fraternidad haciendo bien común. Pero serás una persona feliz y plena, contenta con una vida vivida con sentido y rumbo al cielo.

Que Dios nos bendiga y fortalezca.