Domingo 19 de Septiembre de 2021 – Evangelio según San Marcos 9,30-37

lunes, 13 de septiembre de
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Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “¿De qué hablaban en el camino?”. Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado”.

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro sacerdote Jesuita

¿Cuánto nos cuesta entender la propuesta del Evangelio? ¿Cuánto nos cuesta vivirlo y asumir sus consecuencias? La vida de Jesús nos descubre la radicalidad del amor que Dios nos invita a vivir, y eso sigue siendo una propuesta novedosa, contracultural y desafiante para todos; porque la buena noticia que Jesús predica nos pone en tensión, para que juguemos nuestra libertad por el amor y el servicio, por la fraternidad que defiende la dignidad de las personas, especialmente de los pequeños; para que juguemos nuestra libertad por la honestidad, la coherencia, la humildad, aunque nos cueste el éxito, el prestigio, el reconocimiento, aunque nos cueste la vida en esta historia. Jesús nos invita a jugarnos por un Sí al amor y al servicio, ese sí que pone su esperanza y su confianza en la resurrección.

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».

Pero los discípulos no comprenden y callan. La prueba más clara de esta incomprensión es que se dedican a discutir sobre quién es el más importante. Esta discusión supone vivir comparando, despreciando al que creemos menos importante. Pero Jesús propone algo revolucionario en comparación a la competencia por el poder y el prestigio que vemos en el mundo: «El que quiera ser el primero que sea el último de todos y el servidor de todos».

¿Quién se anima? Quién se anima a tomar esta propuesta como clave para la vida, para su actitud cotidiana que marque su relación con los demás. Quién se anima a identificarse con el servidor de todos renunciando a la tendencia que tenemos para buscar sobresalir y ser reconocidos. Pues Jesús nos propone elegir el amor, la humildad, la honestidad, identificándonos con su camino de servicio, en las buenas y en las malas.

¿Cómo podemos hacer? Porque el egocentrismo muchas veces grita fuerte en nuestro corazón. Jesús nos invita a reconocer a los pequeños, a los que nadie mira, a los que no son tenidos en cuenta, a ponerlos en el centro, y a recibirlos. Nuevamente, la fraternidad, la relación con los otros es clave para hacer el camino de salvación que nos propone el Evangelio. Poner en el centro y recibir a aquellos de quienes no se sigue ninguna conveniencia, ni nos harán más prestigiosos. Jesús, pone un niño como ejemplo ¿a quién pondríamos nosotros hoy? Quiénes son aquellos de los que ni nos damos cuenta que están, que existen, que son tan seres humanos como los más reconocidos en esta sociedad: pues Jesús nos dice que si los recibimos a ellos, lo recibimos a Él y si lo recibimos a Él, recibimos al Padre. La propuesta de Jesús sigue siendo novedad, sigue siendo desafiante para todos. ¿Quién se anima a ser fraterno con todas sus consecuencias, quién se anima a salir de sí mismo, para buscar el bien común, quién se anima a perder en este mundo para abrir el corazón a la vida eterna? Contamos con su gracia; sigamos haciendo camino y proceso, buscando ser humildes y servidores como Él, poniendo en el centro y recibiendo a las personas consideradas más pequeñas en nuestra sociedad.

Que Dios nos bendiga y fortaleza.