Domingo 23 de Enero del 2022 – Evangelio según San Lucas 1,1-4.4,14-21

jueves, 20 de enero de
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Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra.

Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.

Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.

Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.

Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.

Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro | Sacerdote Jesuita

El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha consagrado por la unción”. Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús que se siente y se sabe unido plenamente al Espíritu Santo. Es el Espíritu quien lo guía, quien lo anima y lo consagra. Es el mismo Espíritu que antes se había manifestado en su Bautismo, que luego lo guió a la soledad del desierto, donde se puso a prueba su libertad y su adhesión total al Padre; es el mismo Espíritu que ahora lo unge para la misión.

Jesús nos comunica su identidad de enviado y su búsqueda de hacer siempre la voluntad del Padre que es quien lo envía. Y nos dice también que esta unidad se hace posible en la comunión con el Espíritu Santo, en el dejarse guiar por Él, en el elegir su voz, su impulso, su fuerza. Jesús ha experimentado que no solo la voz del Espíritu habla en el corazón del ser humano, y que Él, como hombre pleno, si realmente desea vivir la misión que el Padre le encomienda, debe discernir la voz del Espíritu de Dios para elegirla como motor de su existencia.

Vemos a Jesús recorriendo ciudades y pueblos, enseñando, anunciando por la Galilea que el Reino de Dios no solo está cerca, sino que ya está en esta historia. Jesús anuncia en Nazaret, que el Reino de justicia y paz, se hace presente en su persona: El Espíritu lo ha ungido y el Espíritu lo envía a anunciar la sanación, la liberación, la reconciliación, la fraternidad. Es el Reino que se hace presente en Cristo, que desde la comunión Trinitaria, pone el mundo al revés, y comunica la Buena Noticia a los pobres, a aquellos que la dinámica del mundo no valora y deja en último lugar. El anuncio del Reino conlleva la defensa de la dignidad humana y la búsqueda del bien para los que sufren la injusticia de un mundo que no entiende que realmente todos somos hermanos.

En primer lugar, el Evangelio de hoy, nos ayuda a conocer a Jesús en su proyecto. Enviado por el Padre y movido por el Espíritu Santo, el Señor viene a anunciar con su vida y su Palabra, la Buena Noticia a los pobres, viene a liberar y a reconciliar. Jesús se concibe a sí mismo desde un “nosotros” Trinitario, y se sabe referido a un “nosotros” humanidad.

En segundo lugar, el Evangelio nos invita a que busquemos imitar a Jesús, que discernamos la voz de Dios en nuestro interior; que también nosotros nos apasionemos por la voluntad del Padre y busquemos que sea el Espíritu Santo quien nos guíe, quien nos impulse a salir de nuestras comodidades y de la búsqueda del propio bien, para abrirnos a un proyecto mucho más grande, el de vivir y anunciar con nuestra palabra y nuestras opciones la fraternidad del Reino al modo de Jesús.

Que Dios nos bendiga y fortalezca.