Jesús dijo a sus discípulos:”Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’.Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”.
Hoy es la fiesta de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. Hoy es la fiesta en la que confesamos que Cristo, quien vivió haciendo el bien, quien murió por amor a toda la humanidad y vive hoy junto al Padre, es Rey y Juez del Universo. Su mensaje es la verdad que a la vez que nos interpela e ilumina, se erige como criterio de lo que nos hace plenos y de lo que no.
La parábola del juicio final que escuchamos este domingo, nos ubica en el momento definitivo de la vida, en el momento del encuentro con Dios, cara a cara, en el que quedará al descubierto la actitud esencial que define nuestro ser. Y aquí nuevamente queda claro que en la convivencia nos lo jugamos todo. La gran pregunta será: ¿Hemos sido buenos hermanos de esta humanidad herida? Primero se nos plantea una imagen imponente de Jesús: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso”. Señala así la importancia tanto de Jesús como de este momento trascendente. Sin embargo ese Señor sentado en su trono, nos hace mirar al más pequeño y necesitado, al que tiene hambre, o sed, o al que está desnudo o desprotegido, o enfermo o preso, y podríamos seguir trayendo tantas situaciones de personas que en nuestras sociedades están gritando, a veces sin voz, pidiendo el gesto de amor y el gesto solidario que les puede dar alivio.
Es Jesús quien nos dice que no miremos hacia arriba, pensando que nuestra calidad de seres humanos se juega en una relación con Dios disociada de la fraternidad del Reino que nos invita a vivir. Es Jesús, rey y juez, quien se identifica con el débil, frágil, solo, sin dejar a ninguna persona necesitada lejos de su corazón.
Cristo es Rey, pero ¿reina en nuestras vidas? Esa es la pregunta, porque si deseamos que nuestra respuesta sea positiva eso no quedará de manifiesto en las palabras sino en la relación de amor y solidaridad que hayamos forjado en nuestra historia especialmente nos los más necesitados, sin discriminación.
Los pobres, los débiles e indefensos, son para todos puertas del cielo y Jesús nos seguirá diciendo una y otra vez que lo que hagamos con ellos es también lo que hacemos con Dios. Una afirmación tan fuerte como real.
A veces le abrimos el corazón a una cultura que nos dice que el ideal de la vida es no tener problemas, es pasarla bien, es que tú y los tuyos estén tranquilos. Pero, si Cristo tiene razón, por ahí no va la vida ni va la plenitud, por ahí no va la actitud que nos humaniza.
Hoy celebramos la fiesta de un Rey que nos invita a vivir como sus amigos, amándonos y sirviéndonos los unos a los otros. Que nos llama a la sencillez y a la honestidad, y a vivir a su modo la radicalidad del amor. Que nos invita a compartir con Él la vida en esta historia, buscándolo en quienes necesitan una mano amiga que se anima a amar y servir con gratuidad.
Que Jesús reine en nuestra vida que seamos fraternos con quienes más nos necesitan. Que Dios nos bendiga y fortalezca.