Mi Buen Dios, mi Redentor: ¿Dónde estuve cuando por mí pasaste? ¿Qué escuché cuando en mí clamaste? Ciega mi alma a tus luces y voces. Mudo mi amor a tu brilloso horizonte.
¿Dónde anduve cuando por mí cruzaste? ¿Qué percibí cuando en mí llamaste? Terca mi mente a tus consejos y flores. Quieto mi corazón a tus preciados dones.
¿Dónde estuve cuando tu aliento sopló? ¿Qué sentí cuando mi pena cesó? Duro mi ser a tu consuelo y caricia. Fríos mis ojos a tu pasión y alegría.
Dame la gracia de verte en mi vida crecer, el silencio del alma para verte en mi cielo amanecer.