En estos tiempos de emergencia sanitaria que estamos viviendo a nivel mundial se ha difundido con fuerza la campaña del “quédate en casa” y junto con eso las varias recomendaciones y medidas de precaución para cuidarnos entre todos, además de una serie de consejos e ideas para hacer en este tiempo de cuarentena parcial o total que hay en nuestros países. A mí particularmente me gusta escribir, por eso hoy te comparto estas líneas que espero sean de tu agrado y te ayuden a pensar este momento de nuestra historia.
Estas últimas semanas he podido reflexionar sobre Dios como “El Señor de las nuevas oportunidades”. Es una mirada diferente. Es poder tomar conciencia de que nuestro Padre en su infinita misericordia no se queda en nuestra fragilidad, sino que nos da un empujón para que sigamos caminando con alegría y esperanza, aceptando con caridad nuestras propias cruces y tener un profundo deseo de cambio. Pensaba en cuántas veces ponemos todo el corazón en perdonar y ser compasivos con los demás, y en cómo nos cuesta mirarnos a nosotros mismos con amor y misericordia. Es fuerte y hasta un poco doloroso. Pero aquí el Señor aparece con fuerza y en la persona de Jesús nos muestra el camino de cruz como camino de salvación, de saber que caminar por estas tinieblas con la confianza puesta en Dios, aunque no veamos con claridad, siempre podemos encontrar esa luz de la resurrección que rompe la oscuridad más cerrada.
Y esta reflexión personal la puedo llevar también a nuestra contingencia sanitaria, al dolor profundo de tantos países hermanos, al sufrimiento de tantas personas que se han visto afectadas de manera directa o indirecta con esta pandemia. Justo cuando leía el evangelio de hoy se me venía una reflexión que me gustaría compartir con ustedes: ¿Será que esa frase que dijo Marta a Jesús “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano” la podemos aplicar al contexto que estamos viviendo?. Y puede ser que muchas personas lo piensen así, esta pandemia que nos afecta, que nos obliga a aislarnos, a no poder estar en contacto con nuestros seres amados o hacer nuestra vida como la consideramos “normal”, puede ser causa de cuestionamientos, de no encontrar la presencia de Dios en medio de todo esto. Y es aquí cuando Jesús siempre nos vuelve a sorprender, primero con una actitud tan humana, en el evangelio dice “Se echó a llorar”, y así es. Jesús siente nuestro dolor, comprende nuestro sufrimiento y desde ahí nos acompaña, nos alienta, nos sostiene. Y luego nos inspira esa profunda confianza en el Padre que no nos abandona diciendo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado” y con esa plegaria resucita a Lázaro, le da nueva vida.
Y en esa nueva vida que da a Lázaro reconozco a este Señor de las nuevas oportunidades. Quizás en estos tiempos nos costaría imaginar un hecho tan impactante como la resurrección de alguien, pero si me surge mirar este signo “en pequeñito”, en lo sencillo. ¿Será que podemos reconocer las nuevas oportunidades que Dios nos está dando en este momento de nuestra historia? Y se me vienen a la mente enseguida muchas alternativas. ¿Estás compartiendo con tu familia? Aunque no puedas expresarlo con gestos, ¿les estás diciendo cuántos los amas y lo feliz de estar con ellos incluso en este momento de dificultad? ¿Has aprovechado esta instancia haciendo cosas que te gustan y para las que habitualmente “no tienes tiempo? ¿Estás ocupando tu mente en organizar actividades o labores para cuidar tu salud mental y la de tus seres queridos? ¿Te has dado un tiempo para el encuentro personal con Dios en la oración? Y así un sinfín de preguntas que cada uno con total libertad puede hacerse y ponerse en macha para que este tiempo de quedarse en casa, no sea un tiempo vacío o sin sentido.
También sería lindo pensar en lo que viene después de esta pandemia. Cuando todo pase, ¿Qué mundo es el que sueño? En esa nueva oportunidad que Dios nos tiene preparada ¿Cómo dispongo mi mente y corazón para que se vean renovados y podamos construir un tiempo mejor?
Espero de corazón que esta prueba que estamos viviendo nos ayuda a fortalecernos y también nos invite a vivir la semana santa muy unidos a Jesús en su pasión, muerte y resurrección.