Hoy,después de recibir la visita de los misioneros del movimiento Schoenstatt, quise dejar plasmada la importancia y lo hermoso de los misioneros. Recordando también que todos somos misioneros desde nuestro bautismo.
“El perfume de los misioneros,lo que traen con sí en su visita. La preparación para recibirlos. La espera. La ansiedad de que lleguen. La alegria con la que uno los espera. La atención con la que escuchamos. La predisposición con la que nos escuchan. María en la mesa. No es otra cosa más que Jesús entre nosotros.
Los misioneros tienen impregnado el perfume de la alegría, alegría que viene de Dios. Tienen su SÍ tan dispuesto como el de María y todo es Gracia. Su visita es Gracia. Su vida es Gracia. Su inquietud por compartir a Jesús es Gracia.
Ser misionado es abrirle la puerta al mismo Jesús.”