El que ama siempre se arriesga. Se arriesga a no descansar mucho, a renunciar a gustos, a salir herido, a no recibir respuesta, a que las cosas no salgan como él quiere, a descubrirse yendo en contra del mundo, a nunca sentirse conforme, a no ver frutos pero sí más campos para sembrar, a andar inquieto buscando, a seguir yendo por algo más grande que lo de ahora, a no tener todas las seguridades, a no encontrar todas las respuestas, a sentirse frágil y pequeño, a ser rechazado, a tener que dar más, a permanecer siempre en crecimiento, a ser perseguido… Sí, el que ama siempre corre riesgos pero hay un riesgo más grande que todo y es el riesgo de ser FEliz.
El que pierda su vida por Mí, la encontrará (Mt 16,21-27)
Luz Huríe