Enséñame, Señor, a despertar a tu modo,
confiando en el porvenir,
agradeciendo la vida y el presente.
Enséñame, Jesús, a comer a conciencia,
a gustar lo recibido,
a saborear con hondura y mesura
Enséñame, Amado, a mirar
a los ojos de mis hermanos
y a amarlos,
a estar presente al escucharlos,
a vaciarme de mí
para acoger lo que el otro es.
Enséñame, tú, mi modelo,
a trabajar entregada,
a confiar en mí,
en Ti,
y en lo que vamos sembrando.
Enséñame, Tú, que fuiste
plenamente humano
a descansar al caer la tarde,
a gozarme en mi recreación,
a explotar mi creatividad,
a saber estar sin más.
Enséñame a perseverar sin ganancias,
a amar sin reconocimiento,
a confiar sin palpar certezas.
Enséñame, Amigo, a ir a tu Encuentro
cuando más lo necesito.
Enséñame a dejarme cuidar y acompañar
porque eso es signo de humildad.
Enséñame, Jesús, tu modo de mirar,
de pensar, de sentir, y de actuar.
Enséñame, me dejaré aprender.