Señor Jesús, el verano y el carnaval me sorprenden con la llegada de la Cuaresma. Tiempo para salir de lo superficial, dejar las caretas, e ir a lo profundo… encontrarme con lo verdadero, de Vos, y también de mí.
Descubrir y aceptar, aún con dolor, que no puedo todo lo que quiero, que muchas veces soy más obstáculo que facilitadora, en tus planes de salvación para conmigo y para el resto. Que la fragilidad, el pecado, la estrechez de mirada y el egoísmo, están dentro mío y no en los otros.
Descubrir que tu amor es desbordante, por pura gracia tuya, y sin ningún mérito mío. Que lo bueno que conseguí hasta aquí, fue por obra e iniciativa tuya, más que por virtud mía.
Es tiempo de empezar de nuevo, de retomar el camino perdido, de pedir perdón y avanzar. Tiempo de rasgar el corazón, para que aparezca lo más frágil y verdadero, para que lo tomes entre tus manos y aparezca una mejor versión. Purificar el corazón para la misión, no para mi falsa “perfección”. Dejar que cada vez seas más vos y menos yo. Amén