Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: “Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
El evangelio de hoy nos invita a que pongamos a prueba nuestra fe y que ésta fe pueda crecer, que no se conforme simplemente con buscar constantemente todo el tiempo signos, si no que realmente busque llegar a lo profundo del mensaje de salvación que el Señor nos ha regalado.
La escritura, de alguna manera, ya es un signo viviente de la presencia del Señor entre nosotros. Cada vez que la leemos, aumenta nuestra fe, nos invita a dar fruto abundante.
Si estamos unidos a Cristo Jesús podremos dar frutos. Si Jesús está en nuestra vida es posible que nosotros demos estos frutos abundantes.
Por eso, muchas veces nos confundimos buscando señales, signos y quizás perdamos el tiempo porque no es lo que el Señor quiere. Con la fe que nosotros recibimos el día del bautismo, alcanza y sobra para ponernos en camino. y para poder hacer obras de caridad y amor de misericordia.
Le pedimos al Señor en este día entonces, que nos regale un corazón atento, servicial para que pueda descubrirlo en nuestros hermanos.
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