Examen de un alma

miércoles, 21 de diciembre de
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Soy ciega y aunque vea

llevo el corazón adormecido

porque elijo ese frío

a ver y palpar el dolor

en su hondura

en su fealdad

en su desmesura

 

Llevo mi humanidad

a veces a cuestas

y tú me preguntas

qué hago por Ti,

qué he hecho,

qué hago

 

Y reconozco que

estas manos han alzado

y acunado la vida,

redimiendo mi historia,

dándole la vuelta al dolor.

Yo, herida y frágil,

he amado heridos y frágiles.

 

Estos pies han caminado

calles de tierra

más allá el cansancio

para servirte

entre libros y gestos de amor.

 

Señor, en mi fragilidad

te he amado lo mejor

que he podido.

 

Y lo hago ahora

cuando elijo detenerme

y regalarte mi tiempo,

mi mirada y mis palabras

 

Lo hago ahora, Señor,

como puedo,

donde puedo,

pero que no te quepan dudas

de que es lo que más deseo.

 

Lo haré mañana

en respuesta agradecida

confiando en tu gracia

que vence los muros

de mis miedos

y me llama

a la tierra del encuentro,

de la acogida del dolor

y de la vida en su espesura,

en su hermosura,

en su misterio.

 

Guíame, Señor. Confío.