Felicidad: caminar en el Sentido y florecer

martes, 24 de mayo de
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Cuando buscaba imágenes sobre la felicidad para otra publicación descubría que la gran mayoría era de personas saltando, eufóricas de alegría. Ninguna me convenció porque si bien sé que el sentirse alegre es una parte también sé que hay mucho más.

La imagen de una persona saltando en el aire con el cielo de fondo me resulta demasiado extraordinaria, es un tipo de alegría que sentimos a veces pero no creo que esta sea la imagen que más represente la verdadera felicidad, la de todos los días.

Buscando encontré una que me pareció más apropiada para lo que yo entiendo por felicidad. Una persona con los brazos abiertos que tiene el corazón grande y florecido. Me gusta porque para mí la cosa va por ese lado. Se es feliz porque se es fecundo y se es fecundo porque se es amado.

Esta felicidad no tiene tanto que ver con saltar por los aires (aunque esto a veces también pueda suceder) sino con una cotidianidad amada y la serena conciencia de ser queridos en nuestra totalidad, tal cual somos. Es una alegría tranquila y profunda, de mirada pacífica y esperanzada, de pies caminantes, de manos abiertas, de palabras que sanan. La felicidad auténtica es honda y se contagia.

Si pienso en los momentos más felices de mi vida, en todos me veo con las manos abiertas, mirando a otros o dejándome abrazar, lo cual confirma mi significado de felicidad: ser amado y en el amor ser fecundo.

La fecundidad tiene que ver con esto de dar vida, de ser para otros fuente de Vida, que sean nuestros modos, nuestra historia y nuestra presencia una invitación a amar de verdad, que podamos ser camino a profundizar en el Sentido.

Ser amado es dejarse abrazar, sostener y guiar. No oponer resistencias, dejarnos caer y confiar. Solo si nos dejamos amar y aprendemos a amar de verdad podremos pronunciar con nuestra vida la libertad, la plenitud y la fecundidad.

Por eso, me animo y los animo a buscar y festejar la felicidad de cada día, la cotidiana, la que se experimenta al caminar y al crecer, la sencilla, la posible, la que nos llena, de la que se hace experiencia al encontrarnos y al darnos, la de siempre, la única, la que se enraíza en el Amor, la que estamos llamados a vivir de principio a fin, la que desborda el corazón y se transparenta en la mirada.