Hermanados en la herida

viernes, 20 de mayo de

Bienaventurado vos, Ignacio,
que supiste hacer de la herida
puerta abierta para que entrara Dios

Bienaventurada tu vida
que en su semejanza nos interpela
a la vez que nos llena de esperanza.
En tu itinerario
nos vemos reflejados
y en el Misterio también nosotros
vamos siendo resucitados

Bendita tu herida
que te abrió a la búsqueda,
y despertó interrogantes
Bendita tu convalecencia
por hallarte herido
que te dio tiempo para discernir el ruido,
para aprender a hacer silencio,
para que así pudieras escuchar
el susurro de dentro

Benditas las heridas que
nos desbaratan los sueños vacíos,
los planes insensatos y
las aspiraciones egoístas

Benditas las heridas
que nos desnudan de corazas,
que nos abren al Encuentro
y nos hermanan
en lo vulnerablemente humano

Benditas las heridas que
en el Amor sanan
y son para otros fuentes
de Vida y esperanza

Bendita tu historia,
querido Ignacio,
porque es telar
de una humanidad embellecida
por el Misterio,
en el que se entrelazan
la voluntad del Padre
y tu libertad,
cada día luchada y conquistada.
Fue tu herida surco abierto
y Dios semilla de fecundidad
en vos florecida
Es tu búsqueda y tu encuentro,
testimonio e invitación.

Bendita tu historia, Ignacio,
que nos sigue convocando
y nos continúa impulsando
a dar pasos para buscar, hallar
y amar a Dios en todo y en todos.
Intercede para que sean también
nuestras heridas rendijas abiertas
que inviten a vivir en el Amor.

¡Ruega por nosotros,

querido Ignacio,

peregrino, buscador,

compañero y amigo!