Hoy, a tu pesar y al mío, cómplice

miércoles, 17 de febrero de
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Líbrame, Señor, de la indiferencia que me corrompe
Líbrame, Dios mío, de pasar a tu lado y seguir de largo
Líbrame, Jesús crucificado, de cálculos mezquinos.
Líbrame, Jesús, de un corazón de piedra que no se conmueve ante el dolor del prójimo
Líbrame, Señor, de la cobardía cómoda
Líbrame, Cristo sufriente, de la falta de coherencia entre lo que creo y lo que vivo
Líbrame, Jesús herido, de camuflar mi egoísmo tras el derrotismo conformista
Líbrame, Señor, de la desesperanza de mirada triste y brazos cruzados
Líbrame, mi buen Jesús, de todo aquello que me deshumaniza.

Dame valor para mirar de frente al dolor
y dolerme pero no paralizarme.
Hoy soy cómplice, Señor. Perdóname.
Pero deseo hondamente mañana poder ser
una más de esos hombres y mujeres
que se dan de lleno
y que se entregan en la lucha cotidiana
por un mundo más justo.
Hoy, a tu pesar y al mío, cómplice.
Mañana, por tu gracia, servidora de tu causa.