Siento tu nombre pronunciarse,
y corro firmemente hacia donde estas
¡Cuán lastimado el mundo me deja!
¿A quién iré señor?
¿a quién iré?
sí solo Vos tenés palabras
que calan hondamente mi ser.
Me encuentro hambriento de ellas
necesito alimentarme
porque otras no me sacian
como las que pronuncias Vos.
Cuando te encuentro Jesús:
¡Que gozo, que dicha siento!
Es volver a casa, al calor hogareño
luego de pasos fríos en un mundo indiferente.
Alguien pronuncia tu nombre,
y agraciado, yo lo escucho y
corro firmemente donde estas.
En Vos: mi refugio, descanso.
Mi lugar, mi eterno espacio.
En el calor de tu presencia,
renová mis energías
ya que terco volveré a salir.
Más algún día no.
Iré hacia Vos ya para no alejarme más.
será día de gracia, será día de fiesta.
Tú sonrisa amplia,
deslumbrante,
satisfecha y colmada de alegría,
mi gozo perfecto.
¡Llegare Jesús, después de tantas idas y venidas!
Llegare Jesús, y nada se interpondrá, ¡nos espera la eternidad!
¡Bendita alegría!
¿Acaso puede ser más grande el gozo?
Siento tu nombre pronunciarse…
Pero esta vez, Señor, a través de mis labios.
Mis ojos ya te reconocen,
no hay necesidad de intermediario.
¡Jesús, siento tu nombre pronunciarse!