Es en los momentos de mayor necesidad que busca la manera de acercarse, de alojarme. Aun cuando sabe que en el fondo me siento sin ganas muchas veces viene y me busca una vez más, como quien se lanza a la aventura de alcanzar lo imposible. Pero en el fondo sabiendo (más que yo misma) que mi alma y mi corazón lo anhelan y desean más que nada en el mundo, aunque por mis emociones podría deducirse que fuera todo lo contrario.
¡Qué paciencia, cuánta paciencia! No se cansa de llamar cuando miles de veces decido colgar o peor aun ignorar. Y creo que de eso se trata perseguir lo que se quiere, de ir en busca de algo que merece la pena ser encontrado aun sabiendo que podes ser rechazado.
Mirando, abrigando, cuidando, consolando… Y no es que quiera forzar algo que no es o que no quiero, sólo que a veces necesito más de lo creo hacerlo y pienso menos de lo que debería.
Un Dios que me llama y me elige, que me escucha y espera, que me invita a ser feliz y que no quiere dejarme sola nunca más.
Analy Itati Molina