27/02/2019 – En Salta existe el grupo Chispas, unos 25 jóvenes de la comunidad salesiana que visitan cada sábado a jóvenes privados de la libertad en penales de menores. Además, ofrecen un espacio de encuentro y formación para los que salen en libertad. “Intentamos sacarles una sonrisa en medio de tanta oscuridad” dicen.
El grupo surgió por iniciativa de “Gonza” Acosta, quien con gran esfuerzo y entusiasmo convocó al servicio, y se encargó de los permisos y de presentar un proyecto al penal. Un accidente de tránsito acabaría con su vida repentinamente, pero su legado de alegría quedaría plasmado en el nombre del grupo “Chispa”. En los penales realizan actividades de tipo oratorio con juegos, alguna pequeña reflexión desde la Palabra y espacios de compartir con los chicos.
Noelia Díaz es parte de Chispas y nos cuenta su testimonio sobre este servicio que con tanto cariño prestan cada semana:
Acompañar en la cárcel y cuando salen Yo trabajo con los pibes que están privados de libertad, soy parte de la comunidad salesiana y nuestro grupo se llama “Chispa”. Todos los sábados visitamos a los chicos en el Centro de Atención a los Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal, ubicado en Castañares y el Hogar Tránsito donde se encuentran las chicas que también están privadas de libertad. La verdad es un gran desafío ellos necesitan mucho que los visiten. Algunos no tienen familia y nunca conocieron a sus padres, se criaron en hogares en donde su vivencia fue pasar por situaciones de abuso, maltrato y dolores muy grandes. ¡En ellos yo encuentro a a un Jesús necesitado que pide a gritos ser resucitado! Mi opción es y será trabajar con los que más necesitan. Estos chicos necesitan mucha compañía, amor, escucha y hacerles saber que no todo esta perdido. Sabemos que no les vamos a cambiar la realidad, la que vivieron o pasaron desde niños, pero ellos saben muy bien que estamos cada uno de nosotros todos los sábados para ellos, que no hay un sábado que dejemos de ir a verlos. En mi caso yo ya estoy recibida hace 5 años de psicopedagoga y en todo lo que pueda los ayudo. También a cada pibe y piba que sale del penal lo esperamos en el canchon de Don Bosco, en donde realizamos actividades durante la tarde, compartimos la merienda y la institución nos presta los baños para que los chicos en situación de calle puedan asearse. Yo en el Chispa descubrí más de cerca a Jesús, a un Jesús que toca mi corazón cada vez mas fuerte y pide más. Estando con los chicos yo me siento plena, me llena el corazón poder ayudarlos, verlos y saber que por lo menos un día le sacas una sonrisa o se sienten acompañados porque saben que cuando salen los esperamos a la salida. Me ayuda a crecer en muchos aspectos de mi vida personal en donde cambié radicalmente la mirada. Hoy la misma sociedad es la que discrimina a cada chico que usa una gorra o que limpia los vidrios, roba o se droga pero si se analizara con más claridad la situación de cada chico se conocería el por qué llegan a drogarse o a hacer daño. Lamentablemente nunca fue sanado lo que vivieron y no tienen a nadie a quien acudir o pasaron por situaciones familiares duras que lo llevaron a cometer delitos y no ver el lado bueno positivo que si tiene la vida. Nosotros como grupo los esperamos a ellos con todo el amor posible sábado tras sábado y acompañamos por medio de la oración a cada uno. Es una alegría cuando salen del penal y van los sábados al canchón. La comunidad tiene un centro de formación profesional en donde brindan diferentes tipos de cursos para jóvenes que terminaron el secundario y no saben que hacer. Gracias a Dios muchos chicos que están en situación de calle pudieron asistir a los cursos y terminar sus estudios como gasista, plomero o electricista. Otros por no tener perseverancia o porque simplemente no le gusta estudiar o volvieron a las adicciones, no pudieron. Pero saben que más allá de su elección de vida estamos para lo que necesiten y que siempre los esperamos los sábados. Gracias por la oportunidad de compartir. Les pido mucha oración por ellos y fortaleza para que nuestro grupo siga adelante ❤
Yo trabajo con los pibes que están privados de libertad, soy parte de la comunidad salesiana y nuestro grupo se llama “Chispa”. Todos los sábados visitamos a los chicos en el Centro de Atención a los Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal, ubicado en Castañares y el Hogar Tránsito donde se encuentran las chicas que también están privadas de libertad. La verdad es un gran desafío ellos necesitan mucho que los visiten. Algunos no tienen familia y nunca conocieron a sus padres, se criaron en hogares en donde su vivencia fue pasar por situaciones de abuso, maltrato y dolores muy grandes. ¡En ellos yo encuentro a a un Jesús necesitado que pide a gritos ser resucitado!
Mi opción es y será trabajar con los que más necesitan. Estos chicos necesitan mucha compañía, amor, escucha y hacerles saber que no todo esta perdido. Sabemos que no les vamos a cambiar la realidad, la que vivieron o pasaron desde niños, pero ellos saben muy bien que estamos cada uno de nosotros todos los sábados para ellos, que no hay un sábado que dejemos de ir a verlos.
En mi caso yo ya estoy recibida hace 5 años de psicopedagoga y en todo lo que pueda los ayudo. También a cada pibe y piba que sale del penal lo esperamos en el canchon de Don Bosco, en donde realizamos actividades durante la tarde, compartimos la merienda y la institución nos presta los baños para que los chicos en situación de calle puedan asearse.
Yo en el Chispa descubrí más de cerca a Jesús, a un Jesús que toca mi corazón cada vez mas fuerte y pide más. Estando con los chicos yo me siento plena, me llena el corazón poder ayudarlos, verlos y saber que por lo menos un día le sacas una sonrisa o se sienten acompañados porque saben que cuando salen los esperamos a la salida. Me ayuda a crecer en muchos aspectos de mi vida personal en donde cambié radicalmente la mirada. Hoy la misma sociedad es la que discrimina a cada chico que usa una gorra o que limpia los vidrios, roba o se droga pero si se analizara con más claridad la situación de cada chico se conocería el por qué llegan a drogarse o a hacer daño. Lamentablemente nunca fue sanado lo que vivieron y no tienen a nadie a quien acudir o pasaron por situaciones familiares duras que lo llevaron a cometer delitos y no ver el lado bueno positivo que si tiene la vida.
Nosotros como grupo los esperamos a ellos con todo el amor posible sábado tras sábado y acompañamos por medio de la oración a cada uno. Es una alegría cuando salen del penal y van los sábados al canchón. La comunidad tiene un centro de formación profesional en donde brindan diferentes tipos de cursos para jóvenes que terminaron el secundario y no saben que hacer. Gracias a Dios muchos chicos que están en situación de calle pudieron asistir a los cursos y terminar sus estudios como gasista, plomero o electricista. Otros por no tener perseverancia o porque simplemente no le gusta estudiar o volvieron a las adicciones, no pudieron. Pero saben que más allá de su elección de vida estamos para lo que necesiten y que siempre los esperamos los sábados. Gracias por la oportunidad de compartir. Les pido mucha oración por ellos y fortaleza para que nuestro grupo siga adelante ❤