Jueves 02 de Junio de 2022 – Evangelio según San Juan 17,20-26

martes, 31 de mayo de
image_pdfimage_print

Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo: “Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste. Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos”.

 

 

 

 

 

Palabra de Dios

Padre Juan Molina de la congregación Schoenstatt

 

 

 

Te invito a que recemos juntos con el Evangelio del día de hoy. Seguimos avanzando en el capítulo 17 del Evangelio según San Juan donde contemplamos a Jesús rezando. Se nos regala la oración sacerdotal de Jesús, tal como se la conoce. Ahí encontramos expresados deseos, preocupaciones, inquietudes del mismo Jesús. En el mes del Sagrado Corazón que recién empezamos, a través de este Evangelio, se nos regala un acceso especialísimo al corazón de Jesús.

De modo particular el Evangelio de hoy aparece esta inquietud de Jesús por la unidad. Jesús rezando al Padre por la unidad. Jesús intercediendo ante el Padre por la unidad. Es la unidad de los que deja, de la familia humana en general.

Me gusta descubrir y reconocer a Jesús aquel que se preocupa por la unidad. De esa manera, la unidad ya no es un esfuerzo voluntarista humano, sino que es un don de Dios, es una acción de Dios. En estos días previos a Pentecostés -la gran fiesta de la unidad y la diversidad que la Iglesia nos regala- imploremos juntos, unámonos en la oración de Jesús pidiendo que se nos sea dado este don de la unidad.

¡Que nosotros seamos uno! ¡Que seamos uno como país! ¡Que seamos uno como familia humana! En estos tiempos de violencia, de agresividad no aflojemos en el anhelo de Jesús de alcanzar la unidad.

Que Dios los bendiga les regale un muy lindo día.