Jueves 03 de Junio de 2021 – Evangelio según San Marcos 12,28-34

martes, 1 de junio de
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Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: “¿Cuál es el primero de los mandamientos?”. Jesús respondió: “El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos”. El escriba le dijo: “Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios”. Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: “Tú no estás lejos del Reino de Dios”. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

 

Palabra de Dios

Monseñor Ricardo Seirutti Obispo de la Arquidiócesis de Córdoba

 

Un joven que le pregunta a Jesús, ¿cuál es el mayor mandamiento. Y Jesús ¿que le dice?: ¡Escucha Israel, el Señor nuestro Dios, es el único Señor y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas! Y que el segundo, dice, ¡amarás a tu prójimo como a ti mismo! Dice: “No hay más 2 mandamientos más grandes que estos”

Que bárbaro que es Jesús, Dios caminando entre nosotros, que venga a decir que vivamos en amor cuando es una cosa que seguramente tendríamos que haber aprendido mientras conviviamos entre nosotros.

Dios viene a amarnos en Jesús y Dios viene para que nos amemos. Ahora fíjense cómo empieza, dice: “escucha”.

¿Será que no aprendemos a vivir el mandamiento del amor por qué no escuchamos bien? ¿Por qué no escuchamos bien lo que Dios nos manda? Porque no escuchamos bien el dolor del otro, el cariño del otro. Será que no escuchamos bien lo que en mi corazón, hay también de deseo de amor, de solidaridad, de bondad, de fraternidad. Porque eso está en mí. ¿Será que no escuchas bien?

Les propongo hoy al menos escuchar atentamente lo que nos dice Jesús.
¡Amarás al Señor tu Dios! ¡Amarás a tu prójimo como a tí mismo! ¡Amarás, nos dice!

Les propongo eso: ¡escuchemos bien hoy!