Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo”. Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. “En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”. Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: “Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje”. Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
Hoy estamos celebrando este Jueves 6 enero, la epifanía del Señor, la manifestación de Dios a todo los pueblos, sobre todo a los paganos, en este caso.
Y nosotros llamamos a este día, también los católicos, el día de los Reyes Magos, porque son los reyes los que han venido, o magos, o aquellos que venían de otros pueblos a adorar a Jesús.
¡Que va a darse en otros momentos de la vida de Jesús pero este es significativamente, es después del nacimiento del hijo de Dios!
Encuentran a María y al niño, lo adoran y le ofrecen sus regalos: oro, incienso y mierda.
Fíjense que no es lo más importante que ellos ponen a los pies de Jesús recién nacido, lo más importantes es que han caminado, han cabalgado, buscado, han llegado desde lejos para adorar al rey de reyes.
Osea que lo más importante que están dejando a los pies de Jesús es su adoración, es su corazón, es su descubrimiento, encontrar definitivamente a Jesús definitivamente, eso es lo más importante.
Qué significan, en aquellos materiales que pueden haber traído: oro incienso y mirra. Nosotros por tradición, en este día y sobre todo, cuando hemos sido niños: ¡Esperábamos un regalo! que los reyes nos trajeran un regalo, como al niño Jesús queríamos que también, “queremos también” que nos traigan un regalo. Y que lindo recordar y hacer presente.
Que lindo hacer presente este momento de nuestra niñez y quizás si hay algún niño escuchando por ahí, seguramente que también está pidiendo un regalo. Y debe haberse alegrado mucho el niño Jesús con los regalos de las reyes, pero seguramente se alegró más con la entrega del corazón de cada uno que depositaron ahí, a sus pies.
Que lindo que esperemos un regalo hoy, pero que lindo también que ofrezcamos como los reyes magos también, un corazón de regalo a Jesús.
¿Soy capaz hoy, que espero recibir un regalo, ser también el que le da un regalo a Jesús? ¿le ofrezco mi corazón, le regalo mi corazón? ¿se lo doy? ¿Y así lo adoro como los Reyes Magos?
Que Dios los bendiga y que tengan un “felicísimo” y bendecido año nuevo.